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La IA esta revolucionando la medicina. Se afirma que la IA puede llegar a ser peligrosa para el ser humano. Lo dicen expertos en el campo que desconfían de los logros de su propio campo. Pero tal cuestión, sobre la que se está reflexionando mucho, no puede dejar a un lado algunos beneficios que la IA está teniendo para la propia vida de los seres humanos. Sobre todo, si pensamos en las aplicaciones de la IA en la medicina.

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Quizá su mayor aplicación está en la identificación de vínculos entre síntomas de enfermedades que se padecen, a veces en clave de graves dolores sin nombre aún, y patrones de comportamiento.

Vínculos que se establecen a partir de grandes cantidades de datos, buscando detectar patrones. Además, el establecimiento de tales patrones permite detectar enfermedades graves, como el cáncer, en sus primeras manifestaciones y facilita la prevención.

Dentro del nivel de los diagnósticos, hay que subrayar la gran capacidad que tiene la IA para interpretar imágenes médicas. No podrán sustituir la experta mirada del especialista; pero le ayudarán a interpretar tales imágenes. Una interpretación de imágenes por parte de la IA que, debido a su capacidad de aprendizaje, será más precisa según interprete más imágenes. Para la IA también la práctica es una fuente de saber.

Otro de los aspectos a los que la IA puede contribuir es al seguimiento personalizado de los pacientes. Un seguimiento que, por ejemplo, puede llevarse a distancia, mediante dispositivos que transmitan distintos indicadores del paciente. Si tales indicadores son preocupantes, la IA avisaría a los médicos.

Lo anterior nos conduce al tratamiento personalizado. La IA puede proponer tratamientos personalizados en función del historial médico y, aquí está uno de los nudos con trascendencia ética, su genética. La actuación médica, además de aumentar su efectividad y precisión, tiene aquí una clara ventana preventiva.

Por último, aunque enlazando con el primer punto, la IA se está constituyendo en una potente herramienta para identificar tendencias de enfermedades. Algo que conseguiría con su capacidad de analizar grandes cantidades de datos.

Jacques Attali, economista francés que estuvo al cargo de una de las grandes instituciones financieras europeas, publicó un libro titulado Orden Caníbal. En el mismo, se dibujaba un eficiente sistema sanitario, atravesado de pantallas y canales por los que circulaban datos. Era un dibujo frío, donde faltaba la emoción del cuidado. Como en tantos otros campos, el uso de la IA puede ir en esta línea fría. Pero, también, ser un instrumento para que los sistemas de salud nos cuiden. Un potente instrumento para que la medicina lleve su trabajo en todos los nivelesTambién el de la atención emocional. Sobre la necesidad de tal atención ya estamos avisados. De momento, la IA hace sus valiosas contribuciones.

Tomado de: Observatorio Blockchain